Olvidémonos de los nombres, de todo y cuanto sabemos decir.
Olvida el español, el francés, el inglés, el alemán, el portugués, el japonés y el chino, olvida todo.
Digámoslo todo con gestos, abrazos, besos, miradas, sonrisas, lágrimas y caricias.
¿Alguien es capaz de describir todo lo que se siente cuando dos personas especiales se miran?
Ese momento cuando dos enamorados, o sólo dos amigos se miran, y sonríen a la vez.
Salir a la calle con amigos y sentir que hoy va a ser el día, hoy es tu día.
La rabia contenida, las lágrimas derramadas cuando todo te sale mal y necesitas escuchar aquella canción tan especial.
Esa felicidad, esa sensación, ese cosquilleo en el estómago cuando recuerdas su mirada.
La nostalgia de recordar todos aquellos buenos (y no tan buenos) momentos del pasado.
Cuando crees que todo iba a ser igual, llega esa persona, ese momento, ese lugar.
Y el fracaso de saber que nada pasó como debería.
Seguro que no soy el único que es incapaz de describir todo esto. Indescriptible con palabras. Porque ese es el objetivo de los sentimientos: expresar todo aquello que las palabras no pueden expresar.
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