miércoles, 19 de enero de 2011

Cartas para un desconocido (I)

Querido amigo inexistente:
Desde que leo un libro de Care Santos, me entran ganas de escribir cartas. No es nada que no pueda hacer, pero no tengo a nadie a quien poder mandarlas.
Las cartas han pasado de moda, ahora se lleva lo de insultar a los demás y mandar mensajes privados por redes sociales.
Pero hay algo que nunca morirá, el espíritu de poder escribir a los tuyos, poder hablar con ellos, por muy lejos que estén y sin depender de cuándo ha sido la última vez que los hemos visto.
Vuelvo a repetirte que escribir cartas a alguien que no puedo ver, que no existe, que sé que jamás podré verle la cara y que pueda responderme es algo de locos, pero el mundo está hecho de locos, con ideas alocadas como dijo Lennon.
Y no, amigo, no estoy loco, sólo deseo escribirte para que algún día no seas tú a quien le mande estas cartas, sino a alguien de verdad, a alguien que me responda siempre las cartas, que se enfade cuando diga algo ofensivo, que sonría cuando le dé una noticia alegre, y que pueda llorar al escribir algo emocionante.
Bueno, yendo al grano que es para lo que escribo:
Últimamente, mi vida se reduce a sencillamente vivir. Mi mejor amigo a quien puedo contárselo todo, está demasiado ocupado con su basilisco personal, y bueno, el pobre debe aguantarlo. Claro, que mientras sea feliz, yo encantado.
Amigos y conocidos tengo muchos, pero no soy capaz de encontrar a alguien con quien realmente pueda compartir mis ideas, mis inquietudes y mis miedos. (Bueno sí, mi mejor amigo, pero ahora no puede ser)
Por eso, querido destinatario que nunca conoceré, vengo a escribirte, porque no hay peor cosa que sentirse sólo y estar rodeado de gente.
Es poco, pero así acaba mi primera carta.
Mi único deseo es que todo vuelva a ser como siempre, y así podré escribir a alguien de verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario