miércoles, 27 de octubre de 2010

The sounds of silence...

La música forma parte de nuestras vidas. Nadie por poco que le guste escuchar música puede resistirse a alguna canción.
La música nos enriquece como personas, nos emociona y nos hace felices, consigue intensificar nuestros sentimientos, pasar de triste a feliz, de triste a melancólico, de sentirse indiferente a sentir algo, consigue acompañarnos en tiempos difíciles, lo único necesario es lograr escoger la canción adecuada.
Nuestro mundo no sería así de no llegar a tener música, de hecho no sería mundo.
La música es la forma de expresarse libremente en un mundo censurado por los ruidos.

Falto de ganas

Últimamente me encuentro al filo del sueño, como en el último sonido antes de dormir.
Nada me ilusiona, todo es gris, nada destaca sobre nada. Todo es monótono.
Pero tal vez exista algo que rompa esta gris fotografía, esta fotografía que tal vez vuelva a lucir sus cálidos colores.

lunes, 4 de octubre de 2010

Happyness

Hay veces que te pones a pensar, dudas si romper a llorar o caerte al suelo llorando, pero en ése momento escuchas aquella canción, aquella que tantos buenos recuerdos te trae, que te hace recordar que siempre hubo y habrá tiempos mejores, y que tal vez, este sea también uno de esos momentos geniales…
Y ahí rompes a llorar de felicidad

sábado, 2 de octubre de 2010

El otoño (L)

Cada vez se acerca más el frío, la humedad. La preciosa lluvia y la adorable nieve (que desgraciadamente no roza mi casa). El otoño llega, los árboles marchitan, todo parece congelarse, pero sabes que todo sigue, no es un final, sino una pausa. Las calles emanan un aroma que encandila, huele a chimenea, y el frío te cala hasta los huesos. Andas por la calle, hojas caídas, mojadas y machacadas por las pisadas, y a pesar de todo, el paisaje te encanta. Es difícil de explicar, pero el otoño esconde una felicidad que ninguna otra estación guarda.
Vas andando por la calle, pensando en cualquier cosa, notas la humedad, pero estás feliz, te apetece andar, sin rumbo, no sabes a donde vas, pero te encanta. Y al final de la calle estás tu, como una aurora boreal, lo más bonito y precioso del mundo entero: En ese momento, te das cuenta de que te has enamorado.