martes, 3 de mayo de 2011

Tienes razón, pero yo también.

Salid a la calle, y fijaos en cualquier discusión. Unos creerán una cosa, y los otros no. Pueden creer todo lo contrario, pueden estar de acuerdo en algunas cosas…
Pero, ¿cuál de los dos tiene razón? Por que, claro, uno no discute si no sabe que tiene razón. Por eso, muchas veces no sabemos qué apoyar, ni sabemos decir qué es correcto y qué no.
Los adolescentes creen que tienen razón, los adultos también lo creen. Un hincha de un equipo defenderá siempre su equipo, por malo que sea.
Conclusión de hoy: no podemos decir tienes razón pero en cambio, puedes decir estoy contigo. No sólo das a entender que estás de acuerdo, además lo apoyas y respaldas sus opiniones, aunque no tienes porqué pensar justo como él. Una discusión no es más que un desacuerdo de ideales, y pasar de las sanas palabras a la violencia, y a los puños sólo define una cosa: no sabes qué decir, y no sabes cómo defenderte. Hablando alto y fuerte no tienes porqué llevar la razón, ni tus ideas se vuelven más claras y mejores. Quizás justo lo contrario, tus ideas parecen cada vez menos lógicas y humanas.

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